miércoles, 24 de julio de 2013

CÍRCULO DE MUJERES


“Lo que se dice en el Círculo no sale del Círculo. El Círculo es un lugar seguro. Todas somos hermanas en el Círculo. No se juzga a las hermanas en el Círculo. Todo es bendito en el Círculo”.



Este sencillo mantra, entonado por todas a la vez, traza el Círculo y asienta la energía.

Aquí no hay hombres. Y no es que no les amemos. Todas tenemos papás o hermanos o amantes o maridos o hijos. Pero aquí hemos venido a vernos por nuestros propios ojos. Y por eso los hombres están fuera, porque el Trabajo es nuestro y sólo nuestro.

Siempre digo que en el momento en que todo lo que sucede es aceptado y bendecido, sin juzgarlo, nuestra vida comienza a cambiar.

El Círculo nos permite expresarnos tal y como somos. Cada hermana con su propio ritmo, cada hermana con su derecho a limitar lo que desea compartir y lo que no.

Al principio, suele haber miradas de desconfianza. No es de extrañar, acostumbradas como estamos en este mundo guerrero a vernos como competidoras, en lugar de como aliadas.

Hemos vivido, históricamente hablando, encerradas entre fogones. Cada una de nosotras sola en su casa, en su cocina, en su familia. Frágiles.

Pero esto no siempre fue así.

Aunque hay a quien le interesa hacernos creer que sí. Que es natural que nuestro cuerpo se exponga y se venda como mercancía, cuando es hermoso. Que es normal que nuestros hijos e hijas nazcan en un hospital frío y estéril y que nuestra sagrada capacidad de dar a luz y amamantar sea considerada patológica, en lugar de lo que es: un acto de amor, confianza y valentía que realizamos las mujeres en todo el mundo. Sin esperar nada a cambio.

Pero hubo un tiempo en que nuestro cuerpo era sagrado, mujer. Nuestro sangrado mensual se acompasaba con el crecer y el decrecer de las mareas y las cosechas. Por entonces nos reuníamos en círculos sagrados, cuando la luna era oscura, cuando la sangre manaba de entre nuestras piernas. Y aquellos eran días para tomar decisiones importantes, decisiones políticas y religiosas sobre el Clan.

¿Verdad que aún puedes recordarlo? ¿Que aún puedes sentir algo de ese poder, de esa magia, en la punta de tus dedos, cuando cocinas o cuando pintas o cuando acaricias a tu bebé o cuando cierras una operación financiera que ayudará a toda tu familia?

Aquí en el Círculo recuperamos esto. Poco a poco. Porque nuestra mente ha olvidado. Pero nuestro cuerpo, nuestras células, el tuétano de nuestros huesos, nuestros sueños y nuestras almas recuerdan bien.
Sólo que este Poder, esta Fuerza están ocultos bajo capas y capas de miedo y de vergüenza, de desconfianza, de dolor.

Y así vamos, con paciencia, con miedo, con cariño, desandando el Camino, pelando la cebolla, descubriendo nuestra esencia.

Así es que gracias a todas, Hermanas, por acompañarme en esta aventura que decidí emprender hace ya dos años.

Gracias porque sin vosotras, tal vez ya me hubiera rendido. Pero juntas pudimos. Y juntas podemos.
 “Que la Sabiduría y el Poder del Círculo vayan con nosotras. Y se expanda en infinitos Círculos”.

 “Yo aliento a las mujeres a formar Círculos que tengan un componente
espiritual. Simplemente escuchando los problemas, anhelos y miedos de
otras mujeres y contando los tuyos, adquieres fuerza. Cuando uno está
sentado en círculo y en silencio se da cuenta de que hay una conexión
espiritual con poder transformador. Yo pertenezco a uno desde hace 18
años: encendemos una vela, guardamos silencio, contamos lo que nos
preocupa, debatimos, y juntamos nuestras energías con un propósito”.

Más información: Anabel G. Numancia 661994670/ anabelgn@gmail.com
Comenzamos en Septiembre!! Plazas limitadas.