domingo, 23 de septiembre de 2012

La voz del síntoma



El cuerpo "habla" y muchas veces "grita" a través de la enfermedad y del síntoma. Habla y grita porque el cuerpo es el único medio por el cual hay posibilidad de expresión, dado que a nivel consciente existen barreras que no posibilitan esa salida para una integración completa de mente cuerpo y emoción.
Darle voz a nuestro cuerpo, a nuestras partes internas no reconocidas es uno de los caminos para una verdadera unión con el "Ser" que somos y con nuestra "verdad". El conocimiento de uno mismo, el crecimiento personal, no puede dejar de lado al cuerpo que lo sostiene, que ha acumulado sensaciones, vivencias, sonidos, amor, recuerdos, conocimientos. Este cuerpo tiene su lenguaje. Aprenderlo implica sobre todo ejercitar "la escucha". Si escuchamos la parte de nuestro cuerpo que se queja, que duele, que no se encuentra sana, la distinguimos del resto para darle su espacio para hacerse oír. Esta parte distinguida, como puede ser un órgano no sano por ejemplo, revela una relación negativa con nosotros mismos y aspectos que nos son propios que no queremos reconocer.


Transcribiré partes del libro "Enfermedad, Síntoma y Carácter" de la Nana Schnake en el cual relata experiencias con pacientes que presentaban diversas patologías. Los ejemplos son muy reveladores de cómo se puede trabajar a nivel psicoterapeutico una enfermedad acompañando al tratamiento médico.


El primer paso es entender y vivenciar el verdadero mensaje de la enfermedad, y desde allí intentar que la persona se conecte con los aspectos negados o rechazados de sí misma.

En nuestra ignorancia u olvido de aspectos fundamentales de nuestro cuerpo, no es fácil de hablar de estos mecanismos inconscientes, inadvertidos, reprimidos o mantenidos fuera de nuestra consciencia para que no choquen con la realidad. Más aún cuando esas características de nuestros órganos de oponen a nuestra idealización.


La verdad es que es tan poco lo que sabemos de nosotros mismos, que no puede sorprendernos que dejemos fuera todos los aspectos que nos parecían inútiles o negativos. Y sin embargo, el organismo que somos necesita mantener en armonía una tan amplia y compleja variedad de elementos que no puede negarle presencia ni valor a ninguno.


Cuando facilitamos que la persona se ponga en contacto con un órgano, al que está culpando de la enfermedad o un síntoma, no nos conformamos con que corrija la información equivocada y suprima la pelea (aunque eso ya es un logro para la enfermedad misma): la colocamos en el lugar del órgano hasta que logre sentir y vivenciar la característica más esencial de ese órgano y la que más combate.


Por ejemplo, si una persona que habla con sus arterias, porque tiene hipertensión arterial, se describe como incapaz de "dejar pasar nada sin controlarlo", ya que es persona y son demasiado complejas sus funciones tampoco puede ser muy flexible, es frecuente que la primera vez que se ponga en el lugar de una arteria, a lo sumo pueda repetir las características de éstas, sin asumirlas con todo el cuerpo. Con un buen manejo del diálogo, el terapeuta puede facilitar que aún el más resistente de los pacientes, tendido en el lugar de una arteria y teniendo que repetir el discurso de ésta con verdadero compromiso -sin sentirse inferior o poca cosa por ser "solo" una arteria- llegue a sentirse absolutamente relajado y plácido mientras dice:


Nací para esto, para dejar pasar el impulsar la sangre tal como viene, no tengo que controlarla, ella sabe lo que trae y lo que entrega, y mi flexibilidad le permite avanzar, es tan cómodo tener el camino trazado.

En este momento, esa persona vivencia, quizás por primera vez desde su infancia, lo que es la tranquilidad y la confianza de dejar que algo pase sin necesidad de controlarlo, o lo que es sentir la flexibilidad.

Ese sentir es el inicio de que un verdadero cambio ocurra. El ser flexible es ahora una mandato organísmico, que puede protegerlo de un derrame cerebral, y no simplemente de un cambio caracterológico para complacer a quienes lo rodean.


Esto es algo absolutamente diferente de una mera comprensión intelectual, ya que no es fácil ser arteria cuando hemos desarrollado grandes aptitudes para retener y controlar todo, y sin ellas no podemos ser. Cuando la vivencia nos lleva claramente a una sensación, la asociación de recuerdos y situaciones se nos hace presente de un modo incontenible y es allí donde el terapeuta tiene que colaborar con el paciente para facilitar el resolver -en el Aquí y Ahora- situaciones inconclusas.


En general, podemos decir que los "Darse Cuenta" producidos se mantienen y se pueden llegar a producir cambios profundos, cuando las personas están fuertemente motivadas por la necesidad o urgencia de revertir la situación actual, que es por ejemplo, el caso de las mujeres que sienten que se acerca una edad crítica y que no han quedado embarazadas. En estos casos, el trabajo con el útero les muestra características que han rechazado violentamente y que no parecen dispuestas a revertir o a ver siquiera algo positivo en ellas. Al contactarse vivencialmente con su útero y ver las cualidades que él tiene para el papel que debe desempeñar, por lo menos dejan de pelear con esas características y luego de "algún" trabajo terapéutico con su madre o con quien sienten negativo y peyorativo del hecho de ser mujer, se producen cambios caracterológicos y, frecuentemente, lo que tanto ansiaban: embarazarse."


Fuente: Adriana Schnake. "Enfermedad, síntoma y carácter". ed. Cuatro Vientos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

¿Qué Hay Debajo De Cada Enfermedad?



Estos son algunos caminos que pueden conducirnos hacia la enfermedad:

1- Una prohibición o prohibiciones que nos genera miedos…

2- Por una orden que nos provoca rabia…

3- Por una pérdida que nos provoca disgusto o sentimiento de devaluación. Eliminan un valor que tenemos dentro…

4- Nos invaden, lo que nos provoca represión o auto represión. Nos enquistamos. Nos cortan aspectos nuestros que estaban muy vivos…

5- Nos identificamos con unos límites. Hay movimientos que nos están prohibidos, límites con el dinero, límites con el espacio, límites temporales, límites sexuales…

Marianne Costa.
Plano Creativo.

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La naturaleza se opone a la prohibición.

“Debajo de cada enfermedad hay una prohibición. Una prohibición que en algunos casos viene de la superstición. Todos los libros sagrados: La Biblia, el Corán, la Tora, los Sutras budistas, etc. cuando son interpretados desde el fanatismo producen enfermedades.

Las enfermedades no son nuestras sino de aquel que creemos ser. Se alcanza la salud venciendo las prohibiciones, saliéndonos de los caminos que no nos pertenecen, dejando de perseguir ideales impuestos, hasta llegar a ser uno mismo: la conciencia impersonal que no se autodefine”.

Alejandro Jodorowsky.

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La Salud Y Las Emociones
El Dr. Jorge Carvajal, pionero en Medicina Bioenergética, nos habla…

Del miedo:

El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

De la ira:

La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

De la tristeza:

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

De la ansiedad:

La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

Del estrés:

El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar.Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

De la alegría:

La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas.. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia. La alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

Adaptado de una entrevista en Integral Love por Plano Creativo.

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Alejandro Jodorowsky:

Las medicinas curan enfermedades. La tierra entera es una medicina. ¿Cuál medicina es tu verdadero ser?

Estas palabras cayeron como lluvia sobre un náufrago sediento. De golpe me di cuenta de que estaba vivo por un tiempo infinitesimalmente pequeño comparado con la eternidad del cosmos. Y que esa vida era un privilegio, un regalo, un milagro. El instante en que yo existía era el mismo instante donde danzaban todos los astros, instante donde lo finito y lo infinito se unían, el aquí y el más allá, el perfume del aire y la memoria anclada en la materia, los dioses inventados y la energía impensable, los sabores y el hambre, las luces y los abismos, los colores y la ceguera, la humilde sensibilidad de mi piel y la ferocidad de los puños.
El mundo era lo que era: medicina. Y no lo que yo pensaba que era: veneno”.

De “El maestro y las magas”.
Alejandro Jodorowsky.

La enfermedad según Alejandro Jodorowsky



¿Qué es la enfermedad desde su punto de vista?

La enfermedad es una protesta de tu niño caprichoso interior. Niño al que le prohibieron hacer algo o lo obligaron a hacer alguna cosa que no quería.

Y si quiero sanarme…

Dejas de protestar y aceptas la realidad, llegando a un compromiso entre lo que es y lo que imaginas que es la realidad…entonces sanas. Cuando empiezas a establecer relaciones bellas, entonces empiezas a sanarte.

No comprendo el motivo por el que dice que “el arte tiene que curar, si el arte no cura es que no es arte”.

El arte es psicoterapia en si mismo. Tenemos que curarnos de no ser nosotros mismos, tenemos que curarnos de no estar en el presente. Hay una frase hasídica que dice: Si no eres tú, ¿quién? Si no es aquí, ¿dónde? Si no es ahora, ¿cuándo? Entonces, si eres capaz de solucionar el cuándo, el aquí y el quién (el tú), pues ya te curaste, estás siendo tú mismo.

¿La enfermedad puede ser considerada como un aliado?

Si queremos sanar, hay que amar a nuestra enfermedad. Si no la amamos, si no la honramos y no reconocemos que ella tiene un mensaje para nosotros, no sanaremos. Toda enfermedad es sagrada, nos remite a nosotros mismos, nos obliga a comprender por qué la hemos creado

¿Cómo podemos relacionarnos con nuestra enfermedad si en general pensamos que es fruto de un accidente, o incluso de la mala suerte?

Entendiendo que en toda enfermedad hay una prohibición, te prohíben ser lo que eres, una falta de conciencia, no te das cuenta de lo que eres y una falta de belleza, si la pierdes enfermas.

No me acaba de quedar claro…

La enfermedad es una información que nos falta, es un grado de inconsciencia. Si no somos conscientes, no nos curamos y consideramos enfermedades a cualquier desequilibrio intelectual, emocional, creativo-sexual o material.

¿Las enfermedades están conectadas con el propio árbol genealógico? 

Es evidente que sí. Debemos conquistar la libertad rompiendo la poderosa fidelidad a la historia familiar. Liberar al enfermo del peso de las lealtades inconscientes (familiares) que manejan y condicionan su vida.

¿Cómo?

Salir de las dificultades implica modificar en profundidad nuestra relación con nosotros mismos y con el pasado. La gente no quiere pagar el precio por dejar de sufrir. Ese precio es cambiar, dejar de vivir en función de esos preciados problemas que se arrastran.

Por tanto, la enfermedad es nuestra responsabilidad.

Así es. Has de dejar que tu espíritu la reconozca y se aparte de ella. Es necesario que en el enfermo ocurra un cambio de mentalidad, sin esa transformación no es posible la curación.

Todavía hay quien dice que el sufrimiento es bueno, que este mundo es un valle de lágrimas al que venimos a sufrir

El sufrimiento es ignorancia y la enfermedad es esencialmente separación, es decir, creencia de estar separado.

¿Qué podemos hacer para empezar a sanar?

El camino para llegar a la salud es la información en forma de un conocimiento que está inscrito en el cuerpo y que se presenta reclamando lo que falta. Para curar a un enfermo hay que ponerlo en relación con su “Dios interior”

Entrevista al doctor Jorge Carvajal



Jorge Carvajal es un médico revolucionario. Especializado en Bioenergética y creador de la Medicina Sintergética, en su clínica de El Plantío (Madrid) cuenta con un extraordinario equipo de especialistas médicos. En ese centro emplean novedosas técnicas de diagnóstico y tratamiento, como las que ideó el doctor Hamer en la llamada Nueva Medicina Germánica. A continuación os sugiero la lectura de este fragmento de una  interesantísima entrevista realizada al doctor Carvajal. Un hombre que al igual que Hamer, si no hubiese tanta mafia en el mundo sanitario y más especialmente en el de las farmacéuticas como se ha acabado demostrando con la estafa de la gripe A, podría optar sin duda alguna al premio Nobel de Medicina. He elegido sólo tres preguntas, pero las respuestas de Carvajal no tienen desperdicio alguno para quien sepa extraer sus enseñanzas.
¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?
Un 70% de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, el vacío aumenta cada vez más.
¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?
 
La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera. La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?
 
Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.