Entrevista
realizada por Víctor M. Amela a Ghislaine Lanctôt, ex médica habla sobre
sistema médico actual
Nací en
Montreal (Canadá). Fui médico y hoy soy
simplemente Ghislaine Lanctôt, médico del alma.
¿El camino? ¡Tu cuerpo!
Cree en ti:
eres divino
Y lo has
olvidado.
La medicina
actual pocas veces nos muestra el camino de la salud.
Estoy griposo,
¿qué me receta?
–Nada.
¿Ni un poquito
de Frenadol?
-¿Para qué?
¿Para tapar síntomas? No. ¡Atienda a sus síntomas, escúchese!
Y su alma le
dará la receta.
Pero, ¿me meto
en la cama o no?
–Pregúnteselo
usted mismo, y haga lo que crea que le conviene más.
¡Crea en
usted!
¡A los virus
les da igual lo que yo crea!
–Cada quien
puede escoger asumir o no su vida y hacer.
Mi actitud
sería:
“Me he
regalado una gripe. ¡Soy la única responsable! Debo cuidarme un poco”.
Y me metería
en cama, reposaría, me relajaría, meditaría en cómo me he maltratado
Últimamente...
¿Se ha
“regalado” una gripe, dice?
– ¡Sí! Tu
enfermedad viene de ti, no viene de fuera. La enfermedad es un regalo que tú te
haces para reencontrarte contigo mismo.
Pero nadie
desea una enfermedad...
–Tu enfermedad
refleja una desarmonía interior, en tu alma.
Tu enfermedad
es tu aliada, te señala que mires en tu alma, a ver qué te sucede.
¡Dale las gracias: Te brinda la ocasión de hacer las paces contigo mismo!
¡Dale las gracias: Te brinda la ocasión de hacer las paces contigo mismo!
Quizá sea más
práctica una pastillita...
– ¿Hacer la
guerra a la enfermedad? Eso propone en ciertos aspectos la medicina actual, y
las guerras matan, traen siempre muertes.
No me dirá
ahora que la medicina mata...
– ¡Un tercio
de las personas hospitalizadas lo son por efectos medicamentosos!
En Estados
Unidos, 700.000 personas mueren al año a causa de efectos secundarios de
medicamentos y de tratamientos hospitalarios.
Morirían igual
sin medicamentos.
–No. No si
cambiamos el enfoque: La medicina actual ha olvidado mucho la salud,
¡Es una
medicina de enfermedad y lucha! No es una medicina de salud y de vida.
¿Medicina de
enfermedad? Acláremelo…
–En la antigua
China, un acupuntor era despedido si su paciente enfermaba.
O sea, ¡el
médico cuidaba de la salud! ¿Ve? Nuestra medicina requieres revisar muchos
aspectos.
Prefiere
entonces las medicinas alternativas...
–Respetan más
el organismo que la medicina industrial, desde luego:
La bioenergética,
La bioenergética,
Homeopatía
(¡será la medicina del siglo XXI!) Acupuntura, Fitoterapia, Reflexoterapia, Masoterapia...
(Masajes, drenaje linfático, etc.) La práctica del Yoga… La Meditación ..
Son más
baratas... Y menos peligrosas.!!!
Pero no te
salvan de un cáncer.
–¡Dígale eso a
la medicina convencional! ¿Te salva ella de un cáncer?
Puede hacerlo,
sí.
–Lo que hará
seguro es envenenarte con cócteles químicos, quemarte con radiaciones,
mutilarte con extirpaciones...
¡Y, encima,
cada día aparecen más cánceres! ¿Por qué? Porque la gente vive olvidando su
alma (que es divina): la paz de tu alma será tu salud, porque tu cuerpo es el
reflejo material de tu alma. Si te reencuentras con tu alma, si la
pacificas..., ¡no habrá cáncer!
Palabras
bonitas, pero si un hijo suyo tuviese un cáncer, ¿qué haría usted?
–Alimentaría
su fe en sí mismo: eso fortalece el sistema inmunitario, lo que aleja al
cáncer. ¡El miedo es el peor enemigo!
El miedo mina
tus autodefensas. ¡Nada de miedo, nada de sumisión al cáncer! Tranquilidad,
convicción, delicadeza, terapias suaves...
–La medicina
convencional debiera ser sólo un último
recurso, y muy extremo...
Y si tu alma
está en paz, eso jamás te hará falta.
Bien, pues
tengamos el alma pacificada... pero, por si acaso, pongámonos vacunas.
– Las fabrican
con células ováricas de hámster cancerizadas para multiplicarlas y cultivarlas
en un suero de ternera estabilizado con aluminio (eso la de la hepatitis B, con
su virus): ¿inyectaría usted eso a sus hijos?
Pero se pasa
mal con la enfermedad , ¿eh...?
–Ja, ja... Si
la enfermedad te visita, ¡acógela, abrázala! ¡Haz la paz con ella!…
Nuestro cuerpo
es el camino y cualquier proceso de salud , desde una gripe o un cáncer, nos da
la oportunidad de aprender, en tantos aspectos, a amarme, valorar, adaptarme, mirarme,
tener conciencia, ser más humano, más solidario, o aceptar.
Que este
proceso es una etapa para crecer en un despertar de conciencia o inclusive para
entender que el partir es algo normal al
cual todos llegamos de diferente manera, pues cada uno es un universo y a cada
uno se le da en el momento perfecto.
Cada uno el
camino a la luz.
Aprovechemos
esta gran oportunidad cósmica para aportarnos a nosotros mismos y al universo.
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