Amarse a si mismo
exige una filosofía de vida que permita sentirse digno de ser feliz
y realizarse como persona única y distinta.
Quererse a si mismo
parece cosa fácil pero no lo es, porque implica reconocerse como
alguien con condiciones para ser querido tal cual es, sin ningún valor
agregado; sin embargo existe mucha gente que cuando se mira en un espejo no
puede evitar compararse con los demás y creer que no vale nada y que no sirve
para nada.
Eso es lo que ha
aprendido desde niño, con la ayuda de padres exigentes que le enseñaron a
compararse con los demás.
La autoestima
comienza con el respeto hacia uno mismo y con la gratitud por el hecho de estar
vivos.
El cuerpo expresa
constantemente lo poco que la gente se quiere, con malestares, disfunciones y
enfermedades; y los problemas de relación también son una evidencia de falta de
autoestima, porque lo que cada uno hace consigo mismo se le permite hacer a los
demás, quienes terminan siendo fuente de frustración y descontento.
El que no se aprecia, está siempre
desconforme, no se acepta, no puede disfrutar de la vida,
proyecta su propia desvalorización en los demás, nunca está satisfecho y no
puede insertarse adecuadamente en el campo laboral.
Su vida se transforma en un calvario de
calamidades y en una cadena de desencuentros, infortunios, desaciertos,
accidentes, tornándola miserable.
Todo lo que parece
estar mal afuera es producto de un proyecto inconsciente autodestructivo, una forma de pensar negativa que genera nada más que
problemas.
Las personas suelen
sentirse mal consigo mismas cuando son dependientes o tienen miedo, cuando sus
expectativas exceden su capacidad, o cuando hacen lo mismo que los demás porque
no se aceptan como son.
Estos motivos son los
que los paraliza y los bloquea; y lo que los lleva al fracaso, al negativismo y
al escepticismo.
La vida sería simple si cada uno se atreviera a ser quien realmente es;
sin embargo los viejos condicionamientos, las creencias, las antiguas formas de
pensar heredadas, los prejuicios y los valores distorsionados no se lo
permiten.
La mayoría de edad
permite ejercer el derecho a elegir y construir una vida a partir de un modo de
pensar nuevo y propio, pero la mayoría prefiere seguir pensando como los demás
aunque su interioridad le indique otra cosa.
Así como la violencia
genera violencia el amor a uno mismo hace posible el amor a los demás.
Para poder valorarse
hay que dejar de criticarse y pensar en todo lo bueno que hacen; no criticarse,
atender las necesidades del cuerpo y de la mente, valorar el propio trabajo, ser
ordenados, evitar los excesos, no postergar los proyectos y relacionarse con
personas que de verdad los aprecien.
La baja autoestima se
expresa al sentirse culpable de todo lo que pasa alrededor, cuando se desconfía
de las propias decisiones, cuando se sienten inservibles porque no producen lo
que creen que deberían, cuando se teme a las relaciones, cuando se quiere ser
como los demás y cuando se cree ser el único responsable de las pérdidas
afectivas.
La baja autoestima
tiene por lo general causas que no son las que se ven. Por ejemplo, el exceso
de peso, una nariz más grande o más chica que el promedio, son aparentes
problemas que reflejan un profundo conflicto interior, que suele ser miedo,
inseguridad y necesidad de afecto.
Louise L. Hay afirma
que la única dieta que realmente funciona es privarse de pensamientos
negativos.
Fuente: “Usted puede
sanar su vida”, Louise Hay, Ed.Urano, 1992
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