jueves, 21 de abril de 2011

La confianza


La confianza es un voto de fe, es la esperanza sólida que se tiene de una persona u objeto.
Es necesario tener confianza para poder tener proyectos y para cumplirlos, para vivir en una sociedad y relacionarse correctamente.

Desde el punto de vista científico se considera que la confianza se relaciona con ciertas funciones cerebrales; porque de acuerdo al resultado de ciertos experimentos realizados se ha comprobado que la oxitocina, hormona y compuesto neuroquímico, favorece la tendencia de un individuo a confiar en un extraño, siempre que por alguna razón no represente para él un peligro.

La oxitocina es una hormona que, entre otras importantes funciones, interviene en la inducción del parto.

Por lo general, la mayoría de las personas, para poder convivir en las grandes ciudades, tienen que confiar en personas que no conocen que diariamente la rodean.

El descubrimiento de esta desconocida función de la oxitocina, con respecto a la confianza, proporciona buenas expectativas para el tratamiento de los problemas relacionados con las interacciones sociales y hasta del autismo.

La confianza es un indicador que puede predecir el desarrollo y la prosperidad de un país.
Un equipo de investigadores del Banco Mundial, estudiaron las variaciones en el nivel de la confianza interpersonal de un país con respecto a otro, mediante un modelo matemático que tiene en cuenta el ambiente social, legal y económico; indicadores que supuestamente podrían alterar el nivel de confianza de cualquier país; y descubrieron que es una de las cualidades que pueden predecir su situación económica.

Es sabido que cuando no hay confianza en los gobiernos, disminuyen las inversiones a largo plazo, que provocan desocupación y disminución de las rentas.

La oxitocina, que es sintetizada por el cerebro, es un factor que aumenta la confianza, además de inducir el parto y estimular la producción de leche materna.

Si es necesario, también se utiliza en forma artificial para acelerar las contracciones del útero.

Esta investigación ha detectado además que favorece la cooperación y contribuye a provocar deseos de relacionarse amistosamente.

Los experimentos con ratones de pradera machos indican que son muy sociables, cohabitan con su pareja toda la vida, viven en grupos y cuidan a sus crías. En cambio, los ratones de monte, viven en forma aislada, copulan con cualquier hembra y no se ocupan de su prole.

Carter y Getz, que realizaron el experimento, infieren que la diferente conducta de estas especies podría relacionarse con la localización en sus cerebros de los receptores de neuroquímicos como la oxitocina y la arginina vasopresina.

Aunque estas investigaciones no se refieren específicamente a la confianza, es indudable que la oxitocina funciona como agente agrupador; y que incrementa su nivel al máximo durante el orgasmo, en ambos sexos, y también durante las demostraciones afectivas posteriores al coito.

Mediante la práctica de un juego de confianza como experimento, se pudo comprobar que la sensación de merecer confianza sube el nivel de oxitocina; y que los sujetos con altos registros de oxitocina eran más dignos de confianza.

De manera que recibir un signo de confianza promueve en las personas sentimientos positivos hacia los extraños que han confiado en ellas.

Este juego, que se utilizó para experimentación, también puede ser útil para medir el grado de generosidad.

Los resultados de esta experiencia sugieren que la oxitocina incrementa la empatía, el deseo de ayudar, además reforzar la confianza.

Estos estudios revelan una vez más la estricta relación que existe entre el funcionamiento del cerebro y el comportamiento.


Fuente: Investigación y Ciencia, Mente y Cerebro, número 40/2010, “Neurobiología de la Confianza”, Paul J. Zak, profesor de economía y director fundador del Centro de estudios neuroeconómicos de la Universidad de Claremont.

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