lunes, 14 de mayo de 2012

Amar o depender


La adicción al amor es un trastorno que tendría sus causas en relaciones vinculares disfuncionales de nuestra infancia, dejándonos “ignorantes” o inmaduros en algunos aspectos relacionales, especialmente en lo que se refiere a las relaciones de pareja.

Cómo reconocer si estamos frente a una adicción al amor?

Pía Mellody en su libro “La adicción al amor” nos habla de ciertos síntomas característicos de la codependencia, separándolos en síntomas primarios y secundarios:

Síntomas primarios:

1. Dificultad para experimentar niveles apropiados de autoestima; es decir, para amarse a sí mismos.

2. Dificultad para establecer límites funcionales con las demás personas; es decir, para protegerse a sí mismos.

3. Dificultad para asumir adecuadamente la propia realidad; es decir, para identificar quien se es, y cómo compartir eso adecuadamente con los demás.

4. Dificultad para afrontar de un modo interdependiente las propias necesidades y deseos como adulto; es decir, para cuidar de sí mismo.

5. Dificultad para experimentar y expresar la propia realidad con moderación; es decir, para ser apropiado para la propia edad y las diversas circunstancias.
 
Y los síntomas secundarios serían los siguientes:

1) Control negativo: en la codependencia se ejerce un control negativo sobre los demás o son controlados por los otros. El contenido de este control es relacionado a lo que deberían hacer para que otro u otros se sientan reconfortados.

2) Rencor: se utiliza el rencor como una forma de auto protección para recuperar la autoestima. Cuando se está siendo abusado, la persona experimenta una disminución de la autoestima o valor y una necesidad de detener el abuso de alguna manera. La cólera da sensación de poder y energía.
La cólera puede llegar a ser saludable para impulsarnos a salir de ese lugar de codependencia y protegernos. Pero en algunas ocasiones solo es una “cólera reciclada” que se combina con obsesión por castigar al ofensor o buscar una venganza. Y es aquí donde interviene el rencor.
El rencor debilita al codependiente porque ha representado  mentalmente infinidad de veces su victimización junto con las emociones dolorosas (vergüenza, enojos no expresados o expresados en forma incompleta, frustración depresiva, tristeza y dolor, etc), y es característico el echarle la culpa a los demás cuando somos nosotros los que no somos capaces de cuidarnos a nosotros mismos.

3. Espiritualidad deteriorada: Se convierte al otro en nuestro poder superior, ya sea a través de la adoración, del odio o el temor.

4. Adicciones o enfermedad física: Para llevar adelante una relación saludable y funcional con otras personas hemos tenido que previamente haber desarrollado una relación saludable y funcional con nosotros mismos.  Por eso es bastante probable que quien tiene una adicción afectiva también tenga alguna otra adicción. De la misma forma que quien tiene alguna adicción también sea un codependiente afectivo.

5. Dificultades con la intimidad: Dado que en la codependencia existe la dificultad de saber quienes somos (nuestra realidad) y de compartir adecuadamente con los demás, también se dificulta el mostrarse “íntimos” con los demás.
Mostrarse íntimos significa compartir nuestra propia realidad y recibir la realidad de otros sin que ninguna de las dos partes juzgue a la otra o intente cambiarla.

Entre las adicciones que coexisten simultáneamente a la adicción al amor, encontramos las siguientes:

- Trastornos de alimentación
- Adicción al trabajo
- Adicción a endeudarse, a gastar
- Adicción religiosa
- Adicción a la nicotina
- Adicción a la cafeína
- Adicción al alcohol
- Adicción a las drogas o psicofármacos
- Adicción al juego (ludopatías)

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